miércoles, diciembre 12, 2007

Silent Night


Desperté. La habitación estaba en penumbras, y poco a poco me fui a adaptando a la semioscuridad. Sólo el brillo de las luces del “Nacimiento”, que se dejaban ver desde el pasillo por la puerta semiabierta del cuarto, lo iluminaban intermitentemente de muchos colores. No era un brillo demasiado fuerte, solo que a mí me molestaba. Bueno, ahora todo me molestaba. Intenté moverme , pero era casi imposible por el dolor, la intravenosa y además porque estaba débil, muy débil. Me dolía la cabeza, además de todos los dolores a los que ya me había acostumbrado. Debe ser la fiebre que no ha bajado. Cada vez me es más difícil concentrarme e hilvanar ideas. Me doy cuenta que a veces desvarío. Pero es mejor estar dormido a pesar de las pesadillas, que la locura de estar despierto. Si al menos fuese un sueño y pudiera despertar y encontrarme fuera de ese lugar. En algún sitio lejos, cuando era feliz. Con Abel.

Lo amaba. Lo amé desde que lo conocí. Era lo que siempre había buscado, a pesar de su condición, que él nunca me ocultó. Y acepté el riesgo. Lo acepté por que le amaba. Total, esta maldita enfermedad no me iba a quitar el derecho a amar. Y aquì estoy ahora. Fuimos felices varios años, hasta que su cuerpo no resistió y tuvo que partir, con la promesa de buscarnos y encontrarnos nuevamente, algún día, en algún lugar. Fue muy doloroso tener que dejar ir a la persona que amas. Pero él necesitaba descansar. De verdad. Necesitaba paz.

Volví a la realidad. Ahora me tocó a mí. No hay plazo que no llegue, ni deuda que no se cumpla. A pesar de todo este dolor, no me arrepiento de mi decisión, de haberle amado. Y no culpo a nadie.

La familia estuvo temprano. Claro, hoy es víspera de Navidad y todos tienen algo que hacer. Y se supone que aquí me tienen bien atendido. Mejor que en casa.

Mamá me ha traído un angelito, imagino que de cerámica. Me mira sonriente; con sus alitas doradas extendidas, desde la mesa, entre pilas de medicinas. Una guirnalda de papel metálico hace menos fría la habitación blanca, como todo cuarto de hospital. Quiero respirar, de veras lo intento, pero dicen que es la neumonía lo que me impide hacerlo, lo que me causa esta tortura. También yo necesito descansar. Ya es tiempo.

Una suave melodía se filtra a mis oídos. Es un sonido cómo de cajita de música, no el ruido sintético y molesto que tienen las luces navideñas, si no otro más delicado, cómo de campanillas. Reconozco la melodía….”Noche de paz…noche de amor…”. Cierro los ojos. Recuerdo otras Navidades, algunas buenas, otras malas. Las mejores, cuando era niño, y la emoción de los regalos. Y las Navidades junto a él. No se puede evitar ponerse sentimental en las Fiestas de fin de año. A pesar de todo aún puedo recordar, aunque me haga sentir triste.

Abro los ojos, es extraño, esto no se parece mucho a la habitación en la que estaba. Está iluminada por una luz iridiscente, que no daña a la vista, a pesar de ser brillante. No, no pueden ser las lucecitas navideñas. Pero aún puedo escuchar al fondo la melodía de la caja de música. El olor a medicamentos se ha desvanecido, aquí huele a frescura, un aroma que había olvidado.

“Iván”. Una voz me llama por mi nombre. Esa voz es conocida. Es Abel. No puedo equivocarme. A pesar del tiempo no olvido su voz. Estoy desvariando de nuevo. ¿Es un sueño?. La verdad, si es un sueño, no me interesa despertar. Sí, es él, lo reconozco en esa sombra que se mueve al fondo, aunque no pueda distinguirlo por el resplandor.

“¿Vienes? , te estoy esperando…”. La promesa. Claro, no olvidaste la promesa. Y, por supuesto, ni pensarlo. No siento ya el dolor, puedo moverme, aunque con dificultad primero, hacia el lugar de donde proviene su voz. Tan cálida. Tan familiar.

El ángel me mira con sus ojos dulces desde la mesa, y sus alas doradas brillan con más intensidad. “Feliz Navidad, amor mío…” escucho a lo lejos…

“Ya voy…no tardo…”. Sigo adelante, sin voltear. Pierdo peso…estoy flotando…“Sí, Feliz Navidad, al fin…”

Y de fondo, cada vez más lejos, cada vez más suave, la cajita de música toca “Noche de paz…Noche de amor….”

x Lorenzo Amado.

Etiquetas: , , , , , ,